El Papa Francisco afirmó que la desigualdad "es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales", y exhorta a "actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor", "… a navegar en las aguas turbulentas de la enfermedad, de la muerte y de la injusticia, que no tienen la última palabra sobre nuestro destino final".
"La pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad", poniendo como ejemplo la realidad de los trabajadores, los niños, e incluso de las naciones. Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro
"Estos síntomas de desigualdad revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma". "La desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, la naturaleza y al mismo Dios", aseguró.
Como relata el libro del Génesis, "Dios nos ha pedido dominar la tierra en su nombre, cultivándola y cuidándola como un jardín, el jardín de todos". Pero esta no es una "carta blanca para hacer de la tierra lo que uno quiere", sino que hay una relación de reciprocidad responsable entre la humanidad y la naturaleza.
El papa Francisco recuerda que "la tierra nos precede y nos ha sido dada,,, a toda la humanidad", por tanto "es nuestro deber hacer que sus frutos lleguen a todos, no solo a algunos. "…la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes [...] es una 'regla de oro' del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social"
(Fuente: Vatican News)
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